Como no tenía papel tuvo que plasmar su arte en el suelo de su habitación. Ahora debía borrar cualquier huella pues no quería que nadie viera lo que había hecho y esta era, sin duda, su mejor obra. Nada quedaría de ella, nadie sabría de la belleza plasmada en ese trocito de suelo. La miraba por última vez, y arrepentido de no haber utilizado un trozo de papel, se lamentaba entre los rojos y alegres trazos. Borremos el presente, se dijo, porque luego sólo yo conoceré el pasado..
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